No podía faltar en mi blog un sketch de José Mota. Los que me conocen de sobra saben que es uno de los humoristas que más me hacen reír, aunque no son pocos los que me han comentado que no le ven la gracia. «Sobre gustos no hay nada escrito» dice el refrán. No es que tenga un gran sentido del humor -que lo tengo- y que quiera engordar en la nube de etiquetas la palabra humor. Aparte de estimular el saludable ejercicio de reír de vez en cuando gracias al humor, las parodias y exageraciones de la vida real que se realizan a través del humor, ya sean chistes, sketchs, comedias, monólogos, etc., sirven muchas veces para que nos demos cuenta de la ridiculez y anomalía que se producen en determinados fenómenos de la realidad social que nos rodea. José Mota, con sus ‘palabros’ rebuscados de los más recónditos lugares manchegos, puede resultar a primera vista grotesco, pero no hay que olvidar que es un auténtico cronista de lo que sucede a nuestro alrededor. En la parodia, a menudo, es necesario llevar las situaciones hasta el extremo, incluso hacer patente la dicotomía, para poder ver la denuncia social de esas circunstancias que percibimos como inadmisibles y que, gracias a nuestra actitud pasiva, se han vuelto normales en nuestra cotidianidad. El sketch de La Hora de José Mota que enlazo aquí es un ejemplo de ello. Además, este vídeo está en la misma línea de la viñeta de Emmanuel Chaunu sobre cómo ha cambiado la Educación el los últimos cincuenta años que publiqué anteriormente en: La Educación vista por Emmanuel Chaunu.
Cría cuervos y te sacarán los ojos