Mes: noviembre 2012

Enfrentarse al papel en blanco

Hay dos razones para explicar el temor que produce enfrentarse al papel en blanco (o la hoja en blanco de tu editor de texto en el ordenador). La primera, es no saber qué decir. La segunda, es que sabes muchas cosas pero no sabes cómo decirlas. Mientras la primera es deprimente, la segunda es sofocante. Pero en la última siempre merece la pena intentarlo. En la primera, también, si es que te subestimas.

Rubén Crespo | 23 de noviembre de 2012

Modelo hobbesiano vs Modelo aristotélico

Recientemente he leído Religión sin redención de Luis Martínez Andrade (Taberna Libraria Editores, 2011). Me encontré con un párrafo que me ha venido como anillo al dedo para la asignatura de Historia de las Ideas Políticas. Reproduzco a continuación el párrafo porque me resulta muy interesante para comprender el giro copernicano que supuso en el pensamiento político el modelo hobbesiano respecto al modelo aristotélico.

En el texto, Sociedad y Estado en la filosofía moderna, Norberto Bobbio arguye que el iusnaturalismo político es iniciado por Thomas Hobbes en 1647, ya que para él, este pensador inglés rompe con el modelo aristotélico imperante en esa época. Las diferencias radican en que si bien el modelo hobbesiano es dicotómico y cerrado, el modelo aristotélico es plural y abierto; en el primero se trabaja sobre la antítesis estado de naturaleza/estado civil, mientras que, en el segundo se emplea una visión evolutiva y gradual de la sociedad. Para Hobbes la idea del hombre se expresa en el homo homini lupus y, para Aristóteles, el hombre es un zóom politikon. Aunque existen otras diferencias fundamentales en ambos modelos me interesa acentuar un elemento axial de la perspectiva iusnaturalista que es la dicotomía entre «estado de naturaleza” versus «estado civil». Para los iusnaturalista la “sociedad civil” no es la prolongación, ni mucho menos, el perfeccionamiento del “estado de naturaleza”, sino la sustitución de éste. La “sociedad civil” es un momento antitético al “estado de naturaleza”, es un estadio diametralmente opuesto al: “estado en el que se encuentran ciertas sociedades primitivas, ya sean los de los pueblos salvajes de esta época, como algunos grupos indígenas de América, ya sean las de los pueblos bárbaros de la antigüedad, ahora civilizados” (Bobbio, 1994:71). Esta idea es de importancia capital: refleja la visión de mundo de los pueblos coloniales. Cabe preguntarse: ¿Cuáles son las implicaciones políticas y epistemológicas de seguir trabajando con conceptos y categorías que suprimen a los pueblos de la periferia? ¿La dicotomía utilizada en el modelo iusnaturalista actualiza la idea maniquea salvaje/civilizado? ¿Este tipo de planteamientos siguen siendo válidos aún cuando las ideas de progreso, modernidad y desarrollo han perdido legitimidad?

(Martínez Andrade, 2011, pp. 52-53)

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Nota.

La bibliografía reseñada dentro del párrafo de Martínez Andrade es:

BOBBIO, Norberto y  Michelangelo Bovero. (1994). Sociedad y Estado en la filosofía moderna, México, FCE.