Categoría: Pedagogía Escolar

El sistema educativo de Finlandia

Fuente: http://wwwunmundoperfecto.blogspot.com

Sobre esa grande y compleja que es la globalización, se ha hablado dicotómicamente de dos dimensiones: la negativa y la positiva. La negativa, por la explotación que han realizado los países industriales avanzados a los países menos desarrollados; aunque esto, cuando se usa como sujeto en plural: ‘paises’, tiene algo de falacia, pues las élites corporativas representa una pequeñísima parte de la población de sus respectivos países. Además, y paradójicamente en el propio proceso globalizador per se, estas élites han pasado a un plano de organización global del cual es difícil saber su adscripción a algún país determinado. En cuanto la dimensión positiva de la globalización, cabe destacar la gran oportunidad que nos brindan hoy las tecnologías de la información y el conocimiento. También, en este aspecto, las élites corporativas han hecho lo suyo por controlar su poder a través de los mass media. No obstante hay todavía margen, y, por ejemplo, a través de Internet se puede saber mucho de lo que ocurre en el resto del mundo. Podemos ver cómo les van las cosas -bien o mal- a otros países. Podemos comparar nuestra suerte con otros y, precisamente en este ejercicio, podemos encontrar la clave del progreso que necesitamos. Se trata, pues, de reconocer lo positivo de otras sociedades y hacer autocrítica con lo negativo de la nuestra. Como ejemplo de tal ejercicio, propongo echar un vistazo al sistema educativo de Finlandia a través de tres vídeos en youtube vía http://www.emprendeyaprende.mex.tl/ que enlazo más abajo.

No son pocos los que lo dicen, El sistema educativo de Finlandia es hoy uno de los más valorados y un gran referente a nivel internacional por el nivel académico de sus estudiantes. Resulta sorprendente que el modelo de Finlandia, que no ha cambiado apenas nada desde 1970, tenga hoy menos del 1% de fracaso escolar; sin embargo en España, que en las últimas décadas ha experimentado unas cuantas reformas, los estudiantes que no terminan la educación obligatoria son casi el 30%.  Con este simple dato ya basta para despertar la curiosidad y echar un vistazo al modelo educativo finlandés.

En los vídeos se podrá ver un sistema educativo que apuesta casi totalmente por la educación pública. Sólo existen en Finlandia 27 colegios privados, menos del 1% del total de los centros escolares. Además, tanto públicos como privados son gratuitos, evitando así los conflictos de desigualdad y discriminación social. Antes de ponerse a recortar en educación así como así, cosa que por desgracia está pasando en España actualmente, deberían los responsables políticos tomar nota y no pensar en la educación en términos de gastos, sino de inversión (existen estudios que confirman que por cada euro invertido en educación en España se producen cuatro a medio/largo plazo). Un ejemplo en Finlandia que corrobora la importancia de esta inversión es el caso de Nokia. Gracias a la apuesta del estado finlandés por la integración de la innovación en el sistema educativo, Finlandia pudo sobrellevar la crisis de los 90.

Resumo algunas de las peculiaridades del sistema educativo de Finlandia: los niños empiezan a leer y escribir a los 7 años; prestan una gran importancia al sistema de patios (cada 45 minutos de clase concentrados, 15 minutos de recreo); los profesores tienen un alto nivel de reconocimiento. La nota para entrar en las carreras de magisterio suelen ser más altas que en España y no existen oposiciones para entrar a trabajar en los colegios. Esto parece indicar que existe una mayor vocación del docente y no se suele ver la carrera de magisterio como residual, es decir, aquello que se estudia porque la nota media no alcanzó para estudiar otras titulaciones. Si bien, hay que decir que esto último, en el caso español, es producto de una generalización, y habría que estudiarlo de forma más exhaustiva. Si efectivamente existe en España menor vocación docente, habrá que preguntarse por qué. Quizás no sea algo intrínseco a la propia profesión en sí, sino a que la rigidez y la propia burocracia de nuestro sistema educativo desanima tal vocación. También -cómo no- habría que buscar otro tipo de causas en el conjunto de la sociedad, pues la educación no sólo está (no debería sólo estar) en las escuelas.

Si el modelo que se describe en el reportaje les ha ido a los finlandeses bastante bien después de más de cuatro decenios, podríamos preguntarnos: ¿sería posible aplicarlo en España? Evidentemente, antes de dar respuesta a esta cuestión, es necesaria cierta reflexión sobre las diferencias que hay entre nuestra sociedad y la de los finlandeses. Debe haberlas, pues mientras en España se ha realizado un planteamiento similar en las últimas reformas educativas, sobre todo en la voluntad de integrar mayores recursos en la orientación educativa: equipos pedagógicos, trabajadores sociales, psicólogos, etc., aun así, las medidas para disminuir el fracaso escolar y el número de repetidores no consiguen ser lo suficientemente eficaces. Se podría decir que mientras que en Finlandia los resultados avalan la práctica, en España la teoría no alcanza la práctica.

 

 

 

Rubén Crespo
18 de diciembre de 2011