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Así como yo te quiero

Hoy día de San Valentín, Así como yo te quiero. Recién enterrada la sardina ayer, terminó un año más el Carnaval, y sigo sin ver ni oír entre las comparsas de Cádiz un pasodoble como éste:

Comparsa "La Milagrosa", Carnaval Cádiz 2000. | Fuente: www.carnavaldecadiz.com
Comparsa «La Milagrosa», Carnaval Cádiz 2000. | Fuente: http://www.carnavaldecadiz.com

Hunde un cuchillo marinera,
hasta el sentío,
pa saber por quien suspira el corazón mío.
Como un pozo ama al patio
y la lluvia a las macetas,
como un viento y otro viento a una veleta.
Como la iglesia a los fusiles
de los cobardes,
como un pobre a un pobre perro
para que le ladre,
como un mar a un vaso de agua
o el grito al abismo,
como el cielo a las desgracias,
como un cura al catecismo.
Como la brisa de agosto a las persianas,
como un manto de calichas a los pasillos,
como pueden los fulanos a las fulanas,
como un nido de secretos a los pestillos.
Como un chivo a la legión,
como Dios a un huracán,
como un preso a una ilusión,
como el ruido a la soledad.
Como un barco al horizonte,
como un loco a su cordura,
como un hombre a otro hombre,
como el norte sólo al norte,
como el torito a la luna.
Como el hambre a los chiquillos,
como un cojo a una mentira,
como el miedo a lo prohíbio,
como el sexo a los gemidos,
como la muerte a la vía.
Como un tonto a un san benito,
como el frío al mes de enero,
como el nudo a la corbata,
como el rey al monedero.
Hunde el cuchillo marinera
a ver si muerto ya te enteras,
nadie habrá que así te quiera,
así como yo te quiero.


Antonio Martínez Ares
“La Milagrosa” 2000

O bien este otro, dedicado al drama del paro:

Esto fue en el 2000. Me pregunto qué habría cambiado Martínez Ares la letra de este pasodoble si se hubiese presentado al Concurso de Comparsas del Carnaval de Cádiz de este año… o del pasado… o del anterior.

Esquema gráfico de las diferentes corrientes en Teoría Sociológica

Hace poco me llegó una imagen que me pareció muy útil para situar las diferentes teorías sociológicas y sus pensadores en función de las influencias de unos sobre otros. Por lo que parecía, se trataba de una imagen escaneada de un libro con escasa calidad. Se podía ver como clareaba el texto del envés de las dos páginas que abarca el gráfico y la sombra central central que produce el libro abierto. Puesto que intento respetar los derechos de autor y copyright, y en este caso no se quién los tiene porque desconozco de qué libro que se ha extraído, para no caer en las malas prácticas del simple ‘copia y pega’, es decir, plagio, decidí reeditar la imagen yo mismo. No obstante, si a alguien le suena, agradecería que me dijera en qué libro aparece este esquema que yo he reeditado*. Me gustaría por lo menos citar al ilustrador, pues resulta un esquema magnífico y muy útil, sobre todo para aquellos que empezamos a introducirnos en la inmensa vorágine de la Teoría Sociológica.

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Esquema Gráfico Teoría Sociológica.

Para descargar la imagen con mayor tamaño pinche AQUÍ

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*Nota: según me han informado en la entrada de este mismo post en Cisolog, el esquema original cuya ilustración he reeditado, pertenece al libro: Pino Artacho, Juan. 1990. Teoría sociológica, la. Editorial Tecnos. No obstante, en los comentarios de esta misma entrada, Claudio Cirio me informa de que el esquema pertenece al libro: Lafforgue, Martin-Sanyu. 2005. Sociologia de Saint Simon a Pierre Bourdieu para principiantes / Sociology for Beginners. Era Naciente (escrito por Martín Lafforgue e ilustrado por Sanyu). Podría dar el caso de que la ilustración apareciera en ambos libros, aunque, al ver las ilustraciones de la portada del último, parece que sea más probable que pertenezca a éste en caso de que sólo estuviera en uno.

La distinción. Criterio y bases sociales del gusto. Pierre Bourdieu

En el presente curso 2011/12 de grado Sociología en la UNED, en la asignatura Estadística aplicada a las ciencias sociales II, el Equipo Docente ha recomendado la lectura del libro de Pierre BourdieuLa distinción : criterios y bases sociales del gusto como recurso complementario para el tema 4: Análisis de correspondencias simples, y para la práctica de evaluación continua.

Bourdieu, P., & Ruiz de Elvira Hidalgo, M. (1998). La distinción : criterios y bases sociales del gusto. Taurus Ediciones.

A día de hoy no he podido hacerme con ningún ejemplar. Permanece agotado en la mayoría de las librerías. Parece ser, según he podido consultar en algunas librerías online, que lanzarán una nueva reimpresión a finales de mayo de este año; pero para entonces, para los que cursamos Estadística aplicada a las ciencias sociales II en  la UNED, será demasiado tarde. Así que, para salvar temporalmente esta carencia del recurso complementario recomendado, lo que he hecho es buscar y recopilar de la Red diversos textos y otros materiales para que los que no hemos tenido la oportunidad de leerlo todavía, podamos hacernos una idea del texto de Bourdieu.

La distinción de Bourdieu es una de las obras más importantes de la sociología según de muchos sociólogos. A finales del siglo pasado la ISA (Asociación Internacional de Sociología) realizó una consulta entre los visitantes de su página web para establecer cuáles eran los diez libros de sociología más importantes del siglo, La distinción de Bourdieu resultó en sexto lugar por orden de preferencia.

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Índice de material recopilado:

  1. Reseña de La distinción de Bourdieu por David Orta González
  2. Introducción. La distinción. Criterios y bases sociales del gusto
  3. Vídeos sobre La distinción: Entrevista a Pierre Bourdieu (1991)
  4. Comentarios sobre La distinción de Bourdieu
  5. Otros recursos en la Red

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Reseña de La distinción de Bourdieu por David Orta González

En Athenea Digital – Revista del Pensamiento e Investigación Social. Nº 6 – 2004

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La Distinción supone uno de los mayores acercamientos de la sociología a la psicología social de los últimos tiempos, por el objeto de estudio, el método y la mirada que trata de impregnar en el elector a la hora de entender los fenómenos de la sociedad en el nivel más elemental de interacción, a saber, la vida cotidiana. Bourdieu propone de manera brillante una aplicación de sus conceptos de habitus y campo al estudio de la relación de los distintos grupos sociales con la cultura, lo que convierte a este libro, por méritos propios en un clásico del estudio sociopsicológico cultural.

Consumo, ocio, arte… todos estos niveles de interacción de la vida cotidiana, se explican por una cosa muy obvia aunque no por ello insignificante, a saber, el gusto. El gusto limita nuestras preferencias, nuestras actitudes, ideas, acciones, pero, ¿qué es lo que limita y da forma a nuestro gusto?. En principio podríamos señalar que el gusto pertenece a un orden abstracto que conforma nuestros criterios y disposiciones hacia las cosas, y que en este orden, se definen las relaciones diferentes e incluso antagónicas con la cultura, según las condiciones en que hemos adquirido nuestro capital cultural y los mercados en los que podemos obtener de él, un mayor provecho (p.10). Este orden al que Bourdieu hace referencia no es otro que el habitus.

El habitus es a la vez el principio generador de prácticas objetivamente enclasables y el sistema de enclasamiento de estas prácticas (p.169). Es decir, es el conjunto de prácticas generadas por las condiciones de vida de los grupos sociales así como la forma en la que éstas prácticas vislumbran una relación concreta con la estructura social, esto es, el “espacio de los estilos de vida” (p.477). Estos estilos de vida, son aquellos productos del habitus que devienen en sistemas socialmente clasificados. Es decir, se puede observar como aquellas prácticas cotidianas que conforman un estilo de vida se corresponden con un habitus determinado (de clase alta, de pequeña burguesía, etc.).

Un elemento primordial a la hora de definir el habitus de una clase social es el capital escolar. De este se puede decir, que establece unos conocimientos o prácticas tan ajenos al sistema escolar como la disposición hacia el arte (la música, la pintura…) de tal manera que los gustos de un determinado grado de escolarización coinciden siendo esta correspondencia negativa en cuanto a las representaciones artísticas legítimas. No existe, en palabras de Bourdieu, nada más enclasante que las obras de arte legítimas que permiten la producción de distingos al infinito.

Bourdieu propone una diferenciación de clases atendiendo no únicamente a las propiedades o a las relaciones de producción sino a la manera en que estas propiedades en relación conforman un habitus de clase determinado y cómo éste se sostiene con las prácticas de las que es producto. De una manera concreta, el habitus depende de las relaciones que existen en un individuo / grupo entre el capital económico y el capital cultural. Bourdieu propone una diferenciación de los habitus en función de la clase social, encontrándose en cada una, una multiplicidad de matices al modelo general.

Las diferentes especies de capital cuya posesión define la pertenencia a una clase y cuya distribución determina la posición en las relaciones de fuerza constitutivas del campo de poder y, al mismo tiempo, las estrategias que pueden adoptarse en esas luchas son simultáneamente unos instrumentos de poder, desigualmente poderosos en realidad y desigualmente reconocidos como principios de autoridad o signos de distinción legítimos (p. 317).

El sentido de la distinción, se basa en la búsqueda del máximo de “rentabilidad cultural” (p.267). Esta rentabilidad se maximiza mediante el establecimiento de una relación próxima con la cultura legítima y se encuentra representada por la clase dominante. Es precisamente esta proximidad la que provoca una relación cotidiana y por tanto despreocupada con actos como ir al teatro, conciertos de música clásica contemporánea etc. Esta clase social se encuentra en el mapa social donde se intersecciona una gran cantidad de capital económico con una no menos importante de capital cultural. Suele identificarse esta clase social por el hecho de recurrir frecuentemente en aquel tipo de ocio y consumo propios de “la clase ociosa” de Veblen, a saber, el ocio y consumo ostensible. Este tipo de actividades suponen una importante inversión en capital social y cultural por parte de este tipo de clases, y por tanto, proporcionan elementos distintivos de habitus que reproducen la cultura legítima en contraposición a otros habitus de clase. Es la clase dominante la que quiere poseer y posee la “cultura legítima” (p.280) y esto es lo que les confiere el más alto grado de habitus distinguido.

Por su parte, la pequeña burguesía puede ser caracterizada por su buena voluntad cultural. Esta es entendida como la distancia que se produce entre el conocimiento y el reconocimiento. Es decir, el pequeño burgués venera la cultura dominante, reconoce su valor como fuente de distinción social pero no participa de una relación estrecha con ella. Con asiduidad, la distancia entre el conocimiento y el reconocimiento, evidencia su falta de proximidad con la cultura legítima con lo que quedaría demostrada su alodoxia cultural. Este concepto recoge todos aquellos errores de identificación de la cultura legítima en las que se pone de manifiesto esta distancia. La cultura pequeñoburguesa genera una serie de subproductos de la cultura legítima que, por decirlo brevemente, son más baratos y producen el mismo efecto. El jazz en contraposición a la ópera (aunque últimamente, y según de que tipos de jazz hablemos, se puede considerar como gusto propio de cultura legítima), la divulgación en lugar de la ciencia… Es la pequeña burguesía la que juega un papel más serio en relación a la cultura dominante, ya que poseerla es el fin que pretenden conseguir y con ello alcanzar mayores cotas de distinción social, pero, al contrario de la gran burguesía no pueden permitirse una relación distendida con la cultura pues no existe una familiaridad tradicionalmente adquirida. Es por esta razón, por la que las expectativas se centran en el sistema educativo como fuente de provisión de esta relación y delegan, por tanto, en muchos casos la satisfacción cultural que no pueden conseguir en el presente en sucesivas generaciones que puedan cumplir el deseo de ascensión (y distinción) social. Por razones de espacio, no entraré aquí en los matices y diferenciaciones que existen en el seno de cada clase social.

Por su parte, el habitus de clase obrera se define por la elección de lo necesario. Es decir, se trata de la “necesidad hecha virtud”. Podemos advertir, aquí, cómo la cómo el habitus de clase puede desligarse de las condiciones de vida de la que es producto, de manera que aunque, los recursos materiales de los que dispongan aumenten notablemente, las prácticas estarán condicionadas por esta elección de lo útil, de lo funcional, de lo que, en definitiva “está hecho para ellos”. Las elecciones en materia cultural de esta clase social se justifican, entonces, en aquellas prácticas que consuetudinariamente se han establecido como propias de la gente de esa clase. De ahí viene la norma del principio de conformidad, que tiene su explicación en el sentido de que se trata de una llamada de atención a la gente de clases populares que tiende a revestirse de acciones propias del habitus pequeñoburgués. Viven en un “universo cerrado” (p.388) en el que las acciones sirven como refuerzo de la tradición y a su vez como negación de la vanguardia, que, en muchos casos es percibida como un ataque frontal contra el orden tradicional de “sus” cosas y efecto de las prácticas destructoras del propio grupo.

Estos tres modelos de la realidad en la que se divide el habitus son el ejemplo perfecto de cómo hasta los detalles más inadvertidos, que se producen en la interacción social, en cualquier ámbito, responden, sin duda a un orden propio de cada clase que es percibido como el “natural” en el seno de la misma. El revestimiento de sentido común de estas prácticas y elecciones dota al habitus del grupo de una consistencia muy difícil de transgredir. Asimismo, sugiere una jerarquización enclasante de habitus que es inconscientemente asumido como estructura mental en los diferentes grupos sociales y que, nuevamente, aparece como lo natural, lo obvio o incluso lo deseable.

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David Orta González
Otoño de 2004
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Introducción. La distinción. Criterios y bases sociales del gusto

Al parecer edición castellana de  La distinción. Criterio y bases sociales del gusto de Pierre Bourdieu, comparándola con la edición francesa, La distinction, Les edition de Minuit (1979), carece de la introducción. Gracias al trabajo desinteresado de Sociología Contemporánea y a la traducción de Óscar Martínez Gómez de la versión inglesa, podemos leer la introducción en castellano:

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Introducción. La distinción_Bourdieu
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Entrevista a Pierre Bourdieu (1991) – Parte 1

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Entrevista a Pierre Bourdieu (1991) – Parte 2

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Comentarios sobre La distinción de Bourdieu

El siguiente documento es un artículo de Matías L. Saidel publicado en Prácticas de Oficio. Investigación y reflexión en Ciencias Sociales, n° 5, diciembre de 2009.

Comentarios sobre La distinción de Bourdieu

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Otros recursos en la Red:

El sistema educativo de Finlandia

Fuente: http://wwwunmundoperfecto.blogspot.com

Sobre esa grande y compleja que es la globalización, se ha hablado dicotómicamente de dos dimensiones: la negativa y la positiva. La negativa, por la explotación que han realizado los países industriales avanzados a los países menos desarrollados; aunque esto, cuando se usa como sujeto en plural: ‘paises’, tiene algo de falacia, pues las élites corporativas representa una pequeñísima parte de la población de sus respectivos países. Además, y paradójicamente en el propio proceso globalizador per se, estas élites han pasado a un plano de organización global del cual es difícil saber su adscripción a algún país determinado. En cuanto la dimensión positiva de la globalización, cabe destacar la gran oportunidad que nos brindan hoy las tecnologías de la información y el conocimiento. También, en este aspecto, las élites corporativas han hecho lo suyo por controlar su poder a través de los mass media. No obstante hay todavía margen, y, por ejemplo, a través de Internet se puede saber mucho de lo que ocurre en el resto del mundo. Podemos ver cómo les van las cosas -bien o mal- a otros países. Podemos comparar nuestra suerte con otros y, precisamente en este ejercicio, podemos encontrar la clave del progreso que necesitamos. Se trata, pues, de reconocer lo positivo de otras sociedades y hacer autocrítica con lo negativo de la nuestra. Como ejemplo de tal ejercicio, propongo echar un vistazo al sistema educativo de Finlandia a través de tres vídeos en youtube vía http://www.emprendeyaprende.mex.tl/ que enlazo más abajo.

No son pocos los que lo dicen, El sistema educativo de Finlandia es hoy uno de los más valorados y un gran referente a nivel internacional por el nivel académico de sus estudiantes. Resulta sorprendente que el modelo de Finlandia, que no ha cambiado apenas nada desde 1970, tenga hoy menos del 1% de fracaso escolar; sin embargo en España, que en las últimas décadas ha experimentado unas cuantas reformas, los estudiantes que no terminan la educación obligatoria son casi el 30%.  Con este simple dato ya basta para despertar la curiosidad y echar un vistazo al modelo educativo finlandés.

En los vídeos se podrá ver un sistema educativo que apuesta casi totalmente por la educación pública. Sólo existen en Finlandia 27 colegios privados, menos del 1% del total de los centros escolares. Además, tanto públicos como privados son gratuitos, evitando así los conflictos de desigualdad y discriminación social. Antes de ponerse a recortar en educación así como así, cosa que por desgracia está pasando en España actualmente, deberían los responsables políticos tomar nota y no pensar en la educación en términos de gastos, sino de inversión (existen estudios que confirman que por cada euro invertido en educación en España se producen cuatro a medio/largo plazo). Un ejemplo en Finlandia que corrobora la importancia de esta inversión es el caso de Nokia. Gracias a la apuesta del estado finlandés por la integración de la innovación en el sistema educativo, Finlandia pudo sobrellevar la crisis de los 90.

Resumo algunas de las peculiaridades del sistema educativo de Finlandia: los niños empiezan a leer y escribir a los 7 años; prestan una gran importancia al sistema de patios (cada 45 minutos de clase concentrados, 15 minutos de recreo); los profesores tienen un alto nivel de reconocimiento. La nota para entrar en las carreras de magisterio suelen ser más altas que en España y no existen oposiciones para entrar a trabajar en los colegios. Esto parece indicar que existe una mayor vocación del docente y no se suele ver la carrera de magisterio como residual, es decir, aquello que se estudia porque la nota media no alcanzó para estudiar otras titulaciones. Si bien, hay que decir que esto último, en el caso español, es producto de una generalización, y habría que estudiarlo de forma más exhaustiva. Si efectivamente existe en España menor vocación docente, habrá que preguntarse por qué. Quizás no sea algo intrínseco a la propia profesión en sí, sino a que la rigidez y la propia burocracia de nuestro sistema educativo desanima tal vocación. También -cómo no- habría que buscar otro tipo de causas en el conjunto de la sociedad, pues la educación no sólo está (no debería sólo estar) en las escuelas.

Si el modelo que se describe en el reportaje les ha ido a los finlandeses bastante bien después de más de cuatro decenios, podríamos preguntarnos: ¿sería posible aplicarlo en España? Evidentemente, antes de dar respuesta a esta cuestión, es necesaria cierta reflexión sobre las diferencias que hay entre nuestra sociedad y la de los finlandeses. Debe haberlas, pues mientras en España se ha realizado un planteamiento similar en las últimas reformas educativas, sobre todo en la voluntad de integrar mayores recursos en la orientación educativa: equipos pedagógicos, trabajadores sociales, psicólogos, etc., aun así, las medidas para disminuir el fracaso escolar y el número de repetidores no consiguen ser lo suficientemente eficaces. Se podría decir que mientras que en Finlandia los resultados avalan la práctica, en España la teoría no alcanza la práctica.

 

 

 

Rubén Crespo
18 de diciembre de 2011

Del Mito a la Razón

Lo que sabemos es una gota de agua. Lo que ignoramos es un océano

(Isaac Newton, 1643)

Desde hace poco tiempo son muchos los autores que critican la rigidez de los sistemas educativos que tenemos. Dicen que tales sistemas aplastan la curiosidad y la creatividad de los jóvenes alumnos. Fue precisamente la curiosidad la que hizo posible el surgimiento de la ciencia y los grandes descubrimientos para la comprensión de nuestra realidad. Por suerte, una de las grandes ventajas que tiene la sociedad de la información en la que vivimos, es que a través de Internet se puede encontrar recursos que hacen que la ciencia sea más atractiva y se fomente un mayor interés por ella.

Hoy quiero presentar y difundir un magnífico documental, Del Mito a la Razón,  presentado, escrito y dirigido por Rubén Lijó, director de Hablando de Ciencia. Es un viaje a través de la historia de la ciencia y del nacimiento del pensamiento racional. Se muestra la contraposición entre el pensamiento místico y el pensamiento científico. Es una breve  historia del conocimiento (esa gota de agua a la que se refirió Newton). En el siglo XVI, la ciencia y el conocimiento racional consiguieron recuperar el protagonismo del que gozaron en la Grecia Clásica, y se lanzaron vertiginosamente hacia la apasionante búsqueda de la comprensión de nuestro entorno.

El documental se realizó sin ningún tipo de financiación. Desde aquí mando un sincero agradecimiento a Rubén y su equipo por poner desinteresadamente la ciencia al alcance de nuestra mano. Verlo me ha permitido refrescar aquellos conocimientos que nos intentaban transmitir los libros de texto y los profesores de bachillerato, cosa que no siempre conseguían con mucho éxito. Me pregunto por qué ahora me interesan estas cosas más que antes. Espero que a mis compañeros y amigos les guste tanto como me ha gustado a mi.

Cría cuervos y te sacarán los ojos

No podía faltar en mi blog un sketch de José Mota. Los que me conocen de sobra saben que es uno de los humoristas que más me hacen reír, aunque no son pocos los que me han comentado que no le ven la gracia. «Sobre gustos no hay nada escrito» dice el refrán. No es que tenga un gran sentido del humor -que lo tengo- y que quiera engordar en la nube de etiquetas la palabra humor. Aparte de estimular el saludable ejercicio de reír de vez en cuando gracias al humor, las parodias y exageraciones de la vida real que se realizan a través del humor, ya sean chistes, sketchs, comedias, monólogos, etc., sirven muchas veces para que nos demos cuenta de la ridiculez y anomalía que se producen en determinados fenómenos de la realidad social que nos rodea. José Mota, con sus ‘palabros’ rebuscados de los más recónditos lugares manchegos, puede resultar a primera vista grotesco, pero no hay que olvidar que es un auténtico cronista de lo que sucede a nuestro alrededor. En la parodia, a menudo, es necesario llevar las situaciones hasta el extremo, incluso hacer patente la dicotomía, para poder ver la denuncia social de esas circunstancias que percibimos como inadmisibles y que, gracias a nuestra actitud pasiva, se han vuelto normales en nuestra cotidianidad. El sketch de La Hora de José Mota que enlazo aquí es un ejemplo de ello. Además, este vídeo está en la misma línea de la viñeta de Emmanuel Chaunu sobre cómo ha cambiado la Educación el los últimos cincuenta años que publiqué anteriormente en: La Educación vista por Emmanuel Chaunu.

Cría cuervos y te sacarán los ojos

 

FiLóSoFoS, las frases más célebres y su frase de alteridad

Ayer, por casualidad, a través de Sociedad de Filosofía Aplicada, descubrí un blog muy interesante para echar unas risas, que de vez en cuando vienen muy bien y es muy bueno para la salud. Se trata del blog Nimias Cosas Mínimas del agudo humorista Álvaro Carmona. Este humorista ha salido en muchas ocasiones en el programa de Buenafuente. El blog está lleno de humor gráfico, audios y vídeos producidos por el mismo Álvaro.  Entre ellos, me encontré con un vídeo genial llamado FiLóSoFoSun vídeo con las frases más conocidas de la Historia de la Filosofía y su frase de alteridad… sarcásmo, diversión y filosofía mundana… Creo que viene muy bien para, a la vez que se echa uno unas risas, recuerdas las frases más celebres de los grandes pensadores. Aquí lo dejo:

¿En qué se diferencia un economista de un sociólogo?

Me encontré con esta viñeta de Don Beto y Arlequín, y después de echar unas risas, comprendí que, inconscientemente, había hecho un ejercicio de autocrítica. Por difundirla podría parecer, como amante de la Sociología, que tiro piedras a mi tejado.  No obstante lo hago porque la viñeta de Don Beto representa estupendamente el gran vacío que hay por medio entre dos ciencias sociales: la Economía y la Sociología que, sin deber serlo, parecen muy opuestas y muy distintas. Acepto las críticas, pero, por favor, aunque tenga razón, Don Beto, no le pegue jamás a un sociólogo para convencerlo de que está equivocado. Los sociólogos solemos ser muy sensibles.

http://donbeto.wordpress.com

“Somos solitarios conectados”

Zygmunt Bauman. Conferencia: ¿Tiene futuro la solidaridad? en Madrid, 15 de Octubre de 2011.

Por Rubén Crespo.  1 de Noviembre de 2011.
 
Foto: Konrad Pustoła para Solidarność Camp

El pasado sábado, 15 de octubre, Madrid tuvo el gran privilegio de recibir la visita de uno de los pensadores sociales más reconocidos a nivel mundial, Zygmunt Bauman: sociólogo, filósofo, profesor emérito de la Universidad de Leeds y de la Universidad de Varsovia, y Premio Príncipe de Asturias de la Comunicación y Ciencias Sociales 2010. Bauman, el inventor del término y concepto ‘modernidad líquida’, se presentaba como el invitado estrella del proyecto organizado por Solidarność Camp, con ocasión de la Presidencia Polaca de la Unión Europea, para dar una conferencia sobre el futuro de la solidaridad en Matadero, Madrid.

La conferencia fue el plato fuerte de Solidarność Camp, que en un intento de retomar el movimiento del sindicato Solidaridad enla Poloniade los años 80, han pretendido ayudar a pensar críticamente sobre cuestiones clave del futuro europeo:¿Dónde queda la solidaridad? ¿Qué es lo que quedó de aquellos valores y cuántos fueron devastados por el consumismo, los mecanismos de la economía de libre mercado, la creciente materialización de la vida, la avaricia, la identificación del aislamiento con la seguridad, entre otras cosas? ¿Es solidaridad una idea viva de la constitución europea y la civilización o sólo un emblema tras el que ocultar intereses cínicos?

El sábado, 15 de octubre, era un día bastante especial; había concentraciones convocadas en 45 países para un cambio con «dignidad, democracia directa y proactividad». Zygmunt Bauman comenzó su conferencia mencionando a estos movimientos, en especial a «Ocupa Wall Street» de Nuev York, que declara ser la indignación del 99% de la población contra el 1% que ha hecho mal las cosas. ¿Serán capaces movimientos como «Ocupa Wall Street» o el 15M de recrear el movimiento del sindicato Solidaridad enla Poloniade los años 80 liderado por Lech Walesa? Parece que en nuestros días se dan circunstancias similares por las que surgió el movimiento Solidaridad. Pero Bauman todavía no está muy seguro de que estos movimientos vayan a regenerar una solidaridad permanente. En un análisis en clave sociohistórico, también el movimiento Solidaridad en Polonia se inició con mucha esperanza, se forjaron muchas uniones entre la ciudadanía, se consiguieron muchos de los objetivos propuestos… Todo fue muy bonito y maravilloso, pero… al final surgieron divisiones y los lazos se disgregaron.

Vivimos en unos tiempos que Bauman denomina de “interregno” (tiempo en el que una época muere y una nueve empieza ahora), que tienen que ver con la manera de organizar nuestras vidas y las sociedades, las formas de pensar, la lógica del momento… Hoy, existe una serie de cosas que ya no funcionan en nuestra vida. Al igual que hace muchos años, cuando llegaba una plaga o epidemia y no sabíamos que iba a ocurrir, en nuestro tiempo existe esa misma sensación de incertidumbre. Es mas, aunque supiéramos qué va a suceder, la mayoría de la gente somos incapaces de reaccionar ante ello para solucionar los problemas y mejorar el presente. Hoy, más que nunca, existe una gran deseabilidad de remplazar la organización sociopolítica y construir un nuevo edificio en el cual a todos nos gustaría vivir. Pero… ¿cómo debe ser ese edificio?

Según Bauman, el precariado, término que sustituye al antiguo concepto de proletariado, está en la base de la solidaridad. Ya no queda mucho proletariado como el que antaño conocimos en la lucha de clases tras la ‘revolución industrial’, y los poco que queda de él, tiene mucho miedo a reclamar. Sabe de la facilidad que tiene un jefe, gracias a los grandes avances de las tecnologías de la información y la comunicación, de coger el móvil, hacer unas cuantas llamadas, y en poco tiempo desplazar los medios de producción a otra nación. Ya no es posible la solidaridad pesada de las fábricas porque ya no existen las fábricas. Por tanto, el poco proletariado que queda se ha debilitado de tal forma que su capacidad de incidencia política es residual. Que no haya proletariado como antes, no significa que hayan mejorado las condiciones. El proletariado ha sido sustituido por el precariado, que incluye a las clases medias. Más abajo están la subclases, personas que están fuera del sistema, o mejor dicho, no son adscritos a ninguna clase (excluidos socialmente).

Hasta ahora, puede que mucha gente haya tenido éxito y no le hayan acaecido hechos desfavorables. Sin embargo, aunque todo haya ido bien, ahora la sensación de un futuro incierto es más intensa y constante. La incertidumbre, el miedo, la ansiedad son, precisamente, los fenómenos que están uniendo a los individuos actualmente. Pero, todavía los individuos que estamos en ese 99% de indignados, no sabemos qué hacer. El proceso de individualización en el que nos hemos sumergido cada vez más, hace creer que el individuo es el creador de su propia vida y él es el responsable, tanto si triunfa como si fracasa. Es éste un fenómeno, como dice Anthony Giddens, que pertenece a una nueva esfera social donde todo tiene su propia ‘política lógica’. Se supone que individualmente tenemos la responsabilidad de encontrar siempre soluciones, aunque sea a problemas globales; pero existe una inmensa distancia entre ‘ser individuo’ y ‘ser institución’. Entre la teoría y la praxis hay un gran abismo: el ‘individuo en teoría’ no es igual al ‘individuo en la práctica’.

Ante la idea del precariado como una nueva clase mundial y ante la incertidumbre, el Bauman formula las siguientes preguntas: ¿Será esta nueva clase capaz de cambiar las cosas que le indignan?, ¿Van a poder sustituir la sociedad actual por una mejor?, ¿Dónde queda la solidaridad en toda esta sombría amalgama de acontecimientos inciertos? Bauman piensa que, más que solidarios, “somos solitarios conectados”.

Gracias a la revolución de las TIC (sobre todo las redes sociales en Internet), es muy fácil convocar a la gente para salir a la calle a indignarse y protestar por buenas causas; pero, también es muy fácil manejar las emociones y manipular este tipo de movimientos sociales a los que estamos asistiendo actualmente. El individuo tiene la percepción de una victoria subjetiva, es decir, pasa de ser un solitario a sumarse en masa en un ámbito de pertenencia. Como miembro de la muchedumbre, el individuo se siente unido a otros para manifestarse y gritar los mismos eslóganes. El individuo encuentra por fin una de sus mayores satisfacciones en esta sociedad individualizada. Sin embargo, las emociones, aunque tengan mucho poder para conseguir grandes cosas, desaparecen enseguida. Las emociones tienen una vida muy corta. Éste es el problema de nuestro momento y es necesario profundizar sobre ello.

A diferencia de las antiguas clases, lo que une al precariado, es una sensación de pulverización y de atomización. Sean cual sean las causas de la indignación, los miembros del precariado sufren una especie de castigo individual por no ser lo suficientemente listos o lo suficientemente trabajadores. Los miembros del precariado, hasta ahora, raramente han encontrado intereses comunes; ha habido siempre una sensación de estar cada uno a lo suyo. Es decir, existen muy buenas intenciones, pero el resultado final parece que queda en manos del destino, haciendo gala del refrán “el hombre propone y Dios dispone”.

De todo lo anterior, Zygmunt Bauman no se esconde en decir que se muestra todavía bastante escéptico con todo este tipo de movimientos, como el 15-M y «Ocupa Wall Street», y alude a una reflexión metafórica de hallar las diferencias entre ‘revolución’ y ‘mina’. No obstante, aunque Bauman no contesta a las preguntas anteriores, ni tiene recetas seguras para construir una sociedad mejor, apunta la necesidad de resucitar la idea misma de “la buena sociedad”: una sociedad sin divisiones, no tóxica… Sólo después de este ejercicio –y no antes- llegará la solidaridad.

Por otro lado, Bauman no condena con exclusividad a la clase política. Sin embargo, sí advierte de la existencia de un divorcio entre el Poder y la Política. Mientras el Poder es la capacidad para hacer cosas, la Política es la capacidad para decidir qué cosas hacer. Poder y Política se han convertido en dos actores globales que van por caminos separados. La Política ya no dispone del poder tradicional, por esta razón, Bauman dice que los políticos no necesariamente tienen la culpa; hagan lo que hagan, no tienen suficiente capacidad para hacer cambiar las cosas. Por tanto, urge restablecer el equilibrio entre Política y Poder.

Momentos previos a la conferencia. Zygmunt Bauman a la izquierda conmigo en el centro y mi compañero del CECPS, Rafael Domingo, a la derecha.

Retomando la idea de “la buena sociedad”, la primera noción a entender, para no estancarse, es el “bien común”. Es necesario, pues, un sentido de misión colectiva. ¿Cómo llegamos a esa idea del “bien común” y “la buena sociedad”? Bauman no contesta, no tiene recetas, e incluso, nos advierte de no confiar en sociólogos con métodos de bola de cristal. La ambición de Bauman no va más allá del esfuerzo que haya podido hacer para realizar un correcto análisis de la realidad social y mostrarnos sus resultados.

No obstante, Bauman da algunas referencias para poder transitar por caminos provechosos. Por ejemplo: crear escenarios parecidos a laboratorios donde la gente pueda buscar nuevos medios de acción, haya posibilidad para la heurística y se puedan producir comportamientos ejemplares que exhibir. Al igual que Richard Sennett, Bauman apoya la colaboración informal abierta como procedimiento que nos aproximará a una idea y a una praxis de sociedad más justa. Se trata de crear polílogos en múltiples perspectivas que no presupongan reglas por anticipado. No se pueden decidir por adelantado las reglas que van a tener que ser tenidas en cuenta para una sociedad más próspera. Por tanto, las reglas se irán estableciendo en el transcurso del propio diálogo (el polílogo). Sólo desde la informalidad se podrá llegar a la colaboración y a la cooperación para poner en práctica las ideas.

Bauman intentó explicar esto último alegóricamente a partir de la maquiavélica trampa de la diversidad que puso en práctica Mao Tse-Tung, el cual  dejo que florecieran 100 flores -haciendo creer que preservaba la diversidad- para luego destruir las 99 flores que no podían ser toleradas. Es éste un ejemplo donde sólo un individuo elige qué flor seguirá con vida. Ante el dilema de no saber cuál es la mejor flor, se precisa  una mente abierta al debate, al diálogo, a la reflexión. Concediendo al diálogo (al polílogo) el tiempo suficiente, será más probable que cada vez más gente llegue al consenso de decidir qué flores permitir que florezcan; e incluso, hasta se podrá llegar a saber si es más conveniente que existan las 100 flores.

Foto: Konrad Pustoła para Solidarność Camp

Zygmunt Bauman terminó la conferencia calificando su discurso de vago e indeterminado. La sensación de indeterminación se debe a que muchas veces anhelamos la simplificación y quisiéramos hacer el mundo menos complejo, pero no se puede, ni se debe caer en ese error. Toda vez que se tienda a simplificar, sería hacer del mundo una cárcel. Estamos en un “interregno” indefinido, indeterminado. Estamos rodeados de brumas.

Enlazo aquí el vídeo en youtube de la entrevista que le hicieron y retransmitieron en el programa Para todos la 2: